sábado, 17 de noviembre de 2012

Se veía venir

Se veía venir, sólo era cuestión de tiempo. Esta historia de odios y venganzas lleva décadas, siglos, pero pongamos que empezó en el 2006. Desde entonces el gobierno israelí mantiene bloqueados y sancionados a un millón y medio de palestinos en el pequeño enclave de Gaza porque, en ese año, los palestinos de Gaza eligieron el liderazgo de la organización islamista Hamas en elecciones abiertas y democráticas. Hamas no reconoce el derecho a existir del Estado israelí y aboga por su destrucción. Para Israel, Estados Unidos y Europa, Hamas es una organización terrorista.

Además de la inminencia de las elecciones de primer ministro en Israel, donde el oficialismo es azuzado a ejercer mano dura. Washington cambio de posición sobre los asesinatos selectivos, de oponerse antes del atentado a las Torres Gemelas "por tratarse de una ejecución extrajudicial", actualmente no sólo no se opone a la práctica, sino que la imita en silencio con el uso de drones. El comunicado de la Casa Blanca condenó a Hamas por sus “actos de terrorismo” y felicitó a Israel por ejercer “su derecho a defenderse”. Un tercer elemento enrarece el aire de Medio Oriente y es la inminencia de la presentación en la Asamblea de Naciones Unidas de un pedido palestino de ser reconocido como Estado soberano. Pese a la férrea oposición israelí con apoyo estadounidense, se descuenta que el voto será favorable a Palestina (los países de Mercosur adelantaron que votarán a favor). 

Se veía venir y ya llegó. Ahora sólo queda esperar las fotos con el horror de los muertos y el desconsuelo de los sobrevivientes. Después vendrán las denuncias de la Cruz Roja por el desastre humanitario que implica una invasión militar. Después, los discursos grandilocuentes de los políticos israelíes en campaña y los mensaje épicos de los líderes de Hamas en la resistencia. Después, los desesperados ruegos por un alto el fuego de la llamada comunidad internacional. Después, el arreglo por debajo de la mesa entre dos enemigos que supuestamente no se hablan y no se arreglan. Después todo volverá a empezar por culpa de un túnel, de un cohete, o de un chispazo cualquiera. Los caminos del bloqueo represivo israelí y del terrorismo palestino confluyen en la negación del otro y en la negación del derecho a la vida. O sea, más muertes, más terror y más destrucción.

Párrafos de la nota de Santiago O’Donnell en Página12.

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