jueves, 13 de septiembre de 2012

La muerte del embajador

Por Kim Sengupta *

Las muertes del embajador de Estados Unidos y los tres hombres de su personal probablemente sean el resultado de una falla en la seguridad, reveló The Independent. Los funcionarios estadounidenses creen que el ataque fue planeado, pero Chris Stevens había vuelto al país hacía poco y los detalles de su visita a Benghazi, donde él y su personal murieron, debían ser secretos. La administración de Estados Unidos se enfrenta ahora a una crisis en Libia. Han faltado documentos confidenciales del Consulado en Benghazi y el supuesto lugar secreto de la “casa segura” en la ciudad, donde se habían retirado los funcionarios, estuvo bajo sostenido ataque de morteros. Otros refugiados en el país no pueden considerarse “a salvo”.

Se dice que algunos de los papeles que faltan del Consulado son listas de nombres de libios que están trabajando con estadounidenses, poniéndolos potencialmente en riesgo ante los grupos extremistas, mientras se dice que algunos de los otros documentos están relacionados con contratos petroleros. Según importantes fuentes diplomáticas, el departamento de Estado de Estados Unidos tenía información creíble 48 horas antes de que la muchedumbre atacara el Consulado en Benghazi, y la embajada en El Cairo, de que misiones estadounidenses podían ser atacadas, pero no se dio ninguna advertencia para que los diplomáticos entraran en estado de alta alerta y confinamiento bajo el cual los movimientos están severamente restringidos. Alrededor de unos doce empleados estadounidenses resultaron heridos el día del ataque que le costó la vida a Stevens, algunos de ellos por el ejército; Sean Smith, un funcionario de informaciones, y dos marines de Estados Unidos. Todo el personal ha sido trasladado a la capital, Trípoli, y aquellos cuyo trabajo no es esencial pueden ser trasladados fuera de Libia.

Entre tanto, un equipo FAST de reacción antiterrorista del Cuerpo Marine ha llegado ya al país desde la base en España y se cree que hay más personal en camino. Unidades adicionales han sido puestas en stand-by para viajar a otros estados donde su presencia pueda ser necesaria en el estallido de la furia antiestadounidense gatillada por la publicidad de una película que degrada al profeta Mahoma. Una muchedumbre de varios cientos irrumpió ayer en la Embajada de Estados Unidos en la capital de Yemen, Sanaa. Otras embajadas que han sido puestas en estado de alerta están casi todas en Medio Oriente, así como Pakistán, Afganistán, Armenia, Burundi y Zambia.

Los altos funcionarios están cada vez más convencidos, sin embargo, de que la particularmente feroz naturaleza del ataque en Benghazi, usando cohetes lanzagranadas, indica que no fue el resultado de un enojo espontáneo debido a la cinta llamada La Inocencia de los musulmanes. Patrick Kennedy, subsecretario del Departamento de Estado, dijo que estaba convencido de que el ataque estuvo preplaneado por su gran despliegue y la proliferación de armas.

Hay una creciente creencia de que el ataque fue una venganza por la muerte causada por un ataque de aviones no tripulados en Pakistán, de Mohammed Hassan Qaed, un operador de Al Qaida que era, como lo sugiere su nombre de guerra, Abu Yahya al Libi, de Libia, programado para el aniversario de los ataques del 11 de septiembre. El senador Bill Nelson, un miembro del Comité de Inteligencia del Senado, dijo: “Les estoy pidiendo a mis colegas del Comité que investiguen inmediatamente qué rol puede haber jugado Al Qaida o sus socios en el ataque y que tomen la acción adecuada”.

Según las fuentes de seguridad, el Consulado había recibido un “chequeo de salud” ante cualquier hecho de violencia conectado con el aniversario del 11 de septiembre. En el evento, el perímetro fue rodeado en 15 minutos por una multitud enardecida que comenzó a atacarlo alrededor de las 10 de la noche del martes. Hubo, según los testigos, poca defensa por parte de por lo menos 30 guardias locales que debían proteger al personal de Al Fetori. Un contador que vive en las cercanías contó: “La gente de seguridad se fue corriendo y la gente a cargo eran hombres jóvenes con armas y bombas”.

* De The Independent de Gran Bretaña. 

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