sábado, 30 de abril de 2011

A los 99 años, murió Ernesto Sábato

El autor de "El Túnel" y "Sobre héroes y tumbas“ falleció a causa de una bronquitis. Presidió la Conadep, el organismo que por primera vez puso al descubierto los crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Argentina durante la dictadura. En 1984 recibió el premio Miguel de Cervantes, máximo galardón para la literatura de habla hispana

La literatura argentina despide a uno de sus íconos populares. Sábato murió en su casa de Santos Lugares (Buenos Aires), dos meses antes de cumplir los 100 años. Además de novelista y ensayista, era doctor en Física. Trabajó en el Laboratorio Curie, en París y abandonó la ciencia en 1945 para dedicarse a la literatura. En 1984 había recibido el Premio Cervantes, máximo galardón literario concedido a los escritores de habla hispana, fue el segundo escritor argentino en recibir este premio, luego de Jorge Luis Borges en 1979. En 1984 presidió la Conadep (Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas) cuya investigación, plasmada en el libro Nunca Más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985. Consideraba que "la tragedia que vivió la Argentina no será olvidada jamás por los que poseen un corazón noble; no sólo por quienes han presenciado aquel infierno, sino también por la condena de todos los seres de conciencia del mundo...La sangre, el horror y la violencia cuestionan a la humanidad entera, y nos demuestran que no podemos desentendernos del sufrimiento de ningún ser humano". En 1999 edita Antes del fin. Un texto autobiográfico, pesimista. Contradictorio. Radical en la premonición de un futuro desesperanzado. Su destinatario era la juventud argentina. Y en cierta manera, era un libro de despedida. Decía que..."sin utopías ningún joven puede vivir en una realidad horrible". Pasó sus últimos días recluido en su domicilio, sin escribir prácticamente pero pintando, su segunda vocación artística, que siempre supo compaginar con la literatura. "La razón no sirve para la existencia", afirmaba. Sabato afirmaba creer en el hombre, "a pesar de ser el animal más siniestro. "La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, hay que morirse", se quejaba.

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